El tango representa mucho más que una forma musical.
Tiene su propia poética, sus cadencias y su identidad. Tan es así, que por momentos la palabra tango se convierte en adjetivo para designar cierta forma de hablar y de sentir. Un pensamiento triste que se baila, definió Enrique Santos Discépolo.
La relación entre lo catalán y el tango viene de larga data, de hecho Enrique Cadícamo, uno de los más importantes autores, afirmó en cierta ocasión que Barcelona era la tercera patria del tango. Consecuencia de la moda impuesta desde París, sin duda: de Buenos Aires salían las orquestas rumbo a la ciudad luz, y Barcelona se presentaba como escala lógica. El puerto para entrar a Europa, en donde los músicos y cantantes hacían sus presentaciones iniciales, necesariamente tenía que desarrollar una relación intensa con esta música, que continúa hasta hoy.
En esta ocasión, cinco amigos, artistas grabadores porteños y catalanes se reúnen para ofrecer su visión del tango, desde un lugar en absoluto nostálgico o tradicional, sino demostrando su vigencia y actualidad. Como dijo alguna vez Aníbal Troilo, no hay tango viejo o nuevo. El tango es uno solo. Y se sigue reinventando cada día.
Y estos cinco grabadores son sus intérpretes. Una orquesta típica con instrumentos visuales.
Flor Salas