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Entre lineas y alternancias

Entre lineas y alternancias

Del 13 de Marzo al 05 de Abril de 2015 - Inaugura: 19hs  - Entrada: libre y gratuita

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Obra geométrica que experimenta con el azar, el juego y el color.

La exposición está integrada por una veintena de obras, en su mayor parte pinturas en acrílico, aunque incluye también cuadros realizados en técnica mixta.


“En sus cuadros persigue lo sublime, lo atemporal –escribe María Paula Zacarías-. Logra unir color con composición sólida y fresca. La ruptura del cuadrado deriva en el rombo, que distorsiona a su antojo. Incorpora el accidente como virtud u ocasión. Lo capitaliza. Aún en la geometría, aparece la gestualidad. Y cuando siente ganas, vuelve a etapas anteriores, para luego volver a avanzar, siempre racional e intuitiva a la vez.” 

 

Alejandra Repetto Escardó se formó inicialmente en publicidad y estudió arte la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredon”, se desempeña como profesora titular en el Instituto Superior de Bellas Artes “Regina Pacis” de San Isidro y es docente en el Instituto Universitario Nacional de Arte (I.U.N.A.). Ha realizado 6 exposiciones individuales, participó de numerosas muestras, salones, premios y ferias de arte en Argentina y en el extranjero. Es de destacar, asimismo, su participación en numerosos eventos de Arte Solidario y de Conciencia social.

 

A la hora de definir su arte, la artista expresa: “Estoy siempre en la búsqueda de la luz y el espacio.  Comencé con la pintura monocroma, para luego incorporar la línea. Actualmente estoy jugando con líneas y  planos de color donde a aparece una geometría informal como estructura. También trabajo con la fotografía, siempre con un mismo concepto plástico y también con algún trasfondo metafísico. Desde hace muchos años mi obra es abstracta. El vacío y el silencio fueron inspiradores en mi trabajo, buscando un espacio de encuentro para el espíritu. A la hora de trabajar lo primero que busco es la luz, que es una constante: hay mucho espacio, está la profundidad, lo abstracto, y el encuentro con lo sensible."

 

Entre líneas y alternancias

 

¿Qué es lo que miran los personajes de los cuadros de Friedrich? Esas figuras silenciosas que de espaldas al espectador observan la nada dispararon la pregunta acerca de esa interioridad que no se puede nombrar y se refleja en el afuera. “Necesito del silencio y de la contemplación. Pienso en obras que me den paz y descanso”, dice la artista Alejandra Repetto Escardó.

 

Para eso  pinta. Por una necesidad de cambio y por un reclamo de su alma. Hay algo que persigue con su trabajo: quiere resolver el enigma de un concepto, una idea, un pensamiento. Una incomodidad. Ese camino empezó con el Vacío como unidad conceptual, que repicaba en sus paños monocromáticos. Desde la estructura modular de la Serie Variaciones de Luz recupera la línea y se encuentra con la geometría. En sus cuadros persigue lo sublime, lo atemporal, esa energía creadora y reguladora del universo que tiene relación con la geometría en el espacio, con los ciclos, con la dinámica de movimiento, con las armonías y proporciones de la naturaleza.

 

“Busco la luz y la inmaterialidad en mi obra, como espacio de contemplación y silencio. Juego con el azar. Apelo al infinito”, dice la artista. Hay una constante tensión entre el vacío más absoluto y los impulsos constructivos que hacen que el lienzo se llene de líneas y espacios bien delimitados.

 

Parece un golpe de suerte. Un acierto del azar. Pero que esa línea o ese color estén ahí, cambiándolo todo, es parte de un proceso que lleva años de desarrollo, mediante una formación intelectual que no se detiene nunca. Su búsqueda del conocimiento sobre arte y filosofía  es permanente, rigurosa, reflexiva y espiritual, y se suma a la investigación de técnicas como la fotografía y la caligrafía china, y a la veneración por quienes considera maestros.

 

Al principio eran sólo los colores, puro informalismo y expresión. Partieron de la mirada zen de la artista esos espacios monocromos que se sumergían en la profundidad de la luz y sus pasajes. Entiende a los colores como energías vitales. La luz es otro eje, otro elemento primordial que busca y atrapa para esa alquimia que es su arte. En esa búsqueda aparecieron los módulos. Las particiones en el espacio se fueron achicando hasta componer unidades de diez centímetros de lado. Con esas piezas empezó a construir obras más grandes, en las que cada módulo se pensó como una obra en sí. Componían dípticos, trípticos, polípticos y así, hasta que la suma de módulos ya no tenía un nombre específico.

 

Su obra volvió a ser una en esa suma de las partes, y apareció entonces la cuadrícula conformada por unidades de luz. “La ambigüedad e infinidad de posibilidades compositivas que brindan los módulos, y la atemporalidad que presentan en tiempo y espacio aluden al vacío y a su dinámica de movimiento, haciendo desaparecer la polaridad de las oposiciones y del vacío como opuesto al lleno”, explica la artista.

 

Como una bailarina, coquetea con diferentes tensiones. Para el concepto oriental, los opuestos suman porque son complementarios, nunca restan. La línea no la sujeta, tampoco los claros límites de la figura. Está bien, un cuadrado es un cuadrado, pero su pincel se va a expresar en imprecisiones, matices, degradé y explosiones de color. Está en ese momento de plenitud en el que ya no importa nada: enseñanzas, creencias ni las propias ideas fijas.

 

Se divierte en su taller. Prueba,  tira líneas, tapa, descubre, se sorprende y vuelve a empezar. Se permite una libertad nueva, concentrada en su propio juego. Ensayo y error, y ponerse a prueba. Así llegó a la geometría informal: geometría sin regla, escuadra, medidas ni exactitudes. Una vez que hubo recuperado la estructura a través de las ortogonales dadas por los módulos cuadrados de las obras, empezó a jugar con la ruptura, con el desplazamiento de la cuadrícula en una dinámica de movimiento y línea.

 

Una geometría de la mirada y la expresión. Aparecen una y otra vez la clara alusión a una estructura y a una ruptura. Permanece la certeza de un orden subyacente que la sustenta.
Repetto Escardó persevera en esa geometría asociada al azar, el juego y el color. En sus últimos trabajos logró unir color con composición a la vez sólida y fresca. La ruptura del cuadrado derivó en el rombo, que distorsiona a su antojo. Incorpora el accidente como virtud u ocasión. Lo capitaliza. Aún en la geometría, aparece la gestualidad. Y cuando siente ganas, vuelve a etapas anteriores, para luego volver a avanzar, siempre racional e intuitiva a la vez.

 

En la muestra del Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano de La Plata (MACLA), Repetto Escardó repasa su trayectoria en contrapuntos: informalismo-geometría, cuadrícula-línea, orden-ruptura, monocromo-color. Descansa en la red de una estructura compositiva que siempre está bien sujeta. Así, y sólo así, es capaz de patear el tablero del orden.

 

Genera espacios. Les da dinamismo. Pone en movimiento a la línea. El color se rehúsa a mantenerse plano. Se deja llevar por el azar. Se mide y se encorseta de líneas. Las suelta. Se libera. Se sujeta un poco más. Explota. Hace el amor con su arte. Como en la vida, detrás de esta efusividad, está siempre una constante búsqueda metafísica.

 

La suya es una pintura contemplativa, que en sus comienzos se inspiró en el budismo, pero siguió su propio rumbo filosófico. Libre, siempre. En movimiento. Madura y joven. Feliz con su obra. Con el alma en silencio ante el vacío. Conmovida. En contemplación. En búsqueda de la fórmula para la perfecta síntesis compositiva y de color.

 

María Paula Zacharías
Buenos Aires, 2015

 

 
 
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