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LAURA HABER, galería de arte | EGGO 2013

LAURA HABER, galería de arte | EGGO 2013

Del 06 de Septiembre al 09 de Septiembre de 2013 

 
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ENTREVISTA A LAURA HABER:
´EDUCAR Y ENSEÑAR A ARMAR COLECCIONES COHERENTES Y DE CALIDAD´.

por Viviana Muso.

Con 35 años al frente de una galería,  después de haber conducido sus propios proyectos y con otros en carpeta, Laura Haber habla sin reservas sobre sus experiencias, los artistas, los coleccionistas y la situación del mercado del arte en la Argentina.

Al momento de explicar por qué una galería de arte tiene tanta permanencia en un contexto de crisis recurrentes, Haber asegura que la razón es el “amor al arte”, ya que “las crisis, los momentos de alta volatilidad y la sensibilidad del cliente, que con cualquier medida económica o política conflictiva,  no suspende, pero sí frena sus compras”, no contribuyen a la continuidad de las galerías.

 

-Cuál es el mayor reto que enfrenta hoy una galería de arte en Argentina?

“Educar y enseñar a armar colecciones coherentes, de calidad. Personalmente, pienso en invertir en artistas jóvenes de por sí ya con logros, premios y con un cv prometedor.

Yo soy socia de los artistas. Si no se vende, perdí los gastos. Si se vende, sólo cobro mi comisión.

La galería se mantiene con ventas de los artistas que expongo y con ventas de obras de lo que se llama trastienda,  es decir con obras del mercado secundario de artistas importantes que pertenecen a coleccionistas que se desprenden de algunas joyas, para comprar otras más caras. Pero han cambiado mucho los estilos de venta, las ferias,  los remates, etc. Las  galerías seguimos porque queremos y creemos en este otro estilo, el de enseñar de estética, composición, ideología, mensaje y valoración plástica”.

 

Existe una política oficial que, de alguna manera, respalde y promueva la participación de galerías y artistas argentinos en el exterior?

“Lamentablemente no, hay que pelear por el envío de obra, por pasajes, por hotel, por todo, y casi en secreto, no vaya a ser que se sumen muchas y haya que dividir el presupuesto.

Sí hemos tenido gran apoyo del ministro (de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires Hernán) Lombardi, que tiene otra cabeza.

Hace 20 años, en Estados Unidos se empezaron a realizar remates de arte latinoamericano impulsados, en parte, por una gran amiga mía, Clara Sujo, y esto también sucedió porque los americanos dejaron de poder comprar obras de sus artistas por los elevados precios que tenían.

Ahora nosotros no alcanzamos las cotizaciones que las casas de remate necesitan para abrir más el juego. En Brasil, por otra parte, tienen una política mejor, con una ley de mecenazgo que impulsa las compras, ya que una empresa puede deducir el importe de sus adquisiciones de arte de lo que tiene que pagar del Impuesto a la Ganancias.

Lo mejor que tenemos para exportar es nuestro arte, pero si los argentinos no defienden su arte es muy difícil que lo hagan los de afuera”.

 

En un país como la Argentina, el sector privado puede suplir la falta de apoyo oficial?

“No, es imposible. Sólo  Ruth Benzacar pudo hacerlo. Salvo que hablemos de un sponsor de galería, pero hoy es imposible. Se podría si tuviéramos una ley de Mecenazgo como en Brasil, pero aquí las compras de arte se pueden descontar de Ingresos Brutos, no de Ganancias. Esto es algo que se viene discutiendo desde (que era ministro de Economía, Domingo) Cavallo sin resultados viables”.

 

Un buen criterio de selección suele ser garantía de buenos resultados, cómo selecciona a los artistas?

“Por su calidad, su propuesta y el prestigio que lograron o estén en vías de alcanzar. No tomo artistas amateur, que un día pintan y tres no. Hay que estar muchas horas pensando y ejecutando una idea para salir de las crisis existenciales.

Por ejemplo, Pájaro Gómez (que actualmente expone en la galería, ver aparte) es un artista escultor aéreo, como lo fue (Enio) Iommi en su momento. Su obra habla de un movimiento, usa lo oblicuo y, por oposición a las esculturas con mucho peso y volumen, él sugiere un volumen y un peso virtuales. Insinúa movimiento y sensación de vuelo, algo que no es comprendido por algunos coleccionistas,  que no lo saben ver. En paralelo, Miriam Peralta (ver aparte),  presenta una obra donde el blanco del papel funciona como silencio. Con un trabajo muy refinado, estudia artes orientales, concibe el plano como un espacio a compartir entre la expresión de la sensibilidad y el carácter visual de las ideas”.

 

Qué le aporta a un artista la galería que lo representa?

“Visibilidad , contactos y oportunidad de ventas. Pero los artistas de estirpe y pura sangre llegan por su cuenta”.

 

Cómo describiría el mercado del arte local y cuál considera que es su nivel de transparencia?

“En general, el mercado local no sostiene los precios, lo cual se transforma en un arma de doble filo. Los artistas necesitan vender y bajan los precios para vivir. Casi ninguno es exclusivo de una galería, trabajan con varias y, por los vaivenes económicos, todo se distorsiona.

Hace muchos años que se mantiene esta constante que también hace que uno tenga que estar atento hacia qué grupo de negocios va el dinero, si a los bancos, al campo o a las industrias de materias primas.

Cuando se habla mucho de pobreza hay clientes que prefieren mostrar mayor recato, mientras que otros con los intereses de los intereses del patrimonio líquido deciden gastar determinadas sumas de dinero, ya que comprar barato les resultará un orgasmo.  Hay de todo, están los que pelean siempre el precio y otros que son muy razonables, que están bien informados.

En el mercado internacional se trabaja en dólares, pero aquí tenemos dos o tres (tipos de cambio) para discutir con los clientes. Toda una distorsión tercermundista y con cero apoyo del Gobierno, comparado con México y otros países latinoamericanos.

Por ejemplo, hay clientes que comparan los precios de las galerías con los de los remates, que son circunstanciales, porque dependen de la semana y de las ofertas que se hayan hecho directamente o a través de representantes en la sala.

Las casas de remate son un complemento que ayuda al artista,  pero también algo que lo desprotege, porque las galerías siempre cotizan sus precios hacia arriba.

En el Instituto Di Tella, Ana Sokoloff dijo que un artista que cotiza menos de 15 mil dólares no puede estar en una subasta internacional.

Últimamente varios marchand han optado por tener casas de remate, como un negocio más seguro, pero no hay asesoramiento profundo y no conocen las historias, las anécdotas de los artistas, que los pintan de cuerpo entero.

Eso fue lo que ocurrió en 2012, cuando salió a la venta un Pettorutti en 260 mil dólares y se subastó en alrededor de 700 mil, que no era ninguna novedad, ya que ese era el valor de mercado que se manejaba. Claro que eso es algo que los coleccionistas de raza saben a la perfección”.

 

Cómo ve la decisión de grandes subastadoras internacionales de abrir galerías para la venta directa de obras?

“Me parece una competencia desleal y muy antitética, pues con un público todavía no culto todo es cuestión de marketing. Se presta a manipulaciones de artistas, a levantar precios inexistentes o a artistas inexistentes. Se presta a que desde las galerías se propongan maniobras de inversión volátiles, algo que también harán las rematadoras. Igual no es nada nuevo, ya lo vimos con Damien Hirst”.

 

Qué cosas tiene a favor y qué cosas tiene en contra una galería argentina en el mercado internacional?

“Tiene todo a favor porque es difusión. Es difundir a nuestros artistas y hacerlos conocer”.

 

Qué importancia tienen para usted la participación de una galería en una feria internacional y, a su criterio, cuáles son las más adecuadas para la difusión y venta de arte argentino?

“La más importante es Art Basel, antes era Arco (Madrid) pero España está peor que nosotros. Las de Pinta habría que apoyarlas más, pero con muchas galerías latinoamericanas en bloque. También sería importante una feria latinoamericana en Brasil. A la de (Pinta) Londres tuve oportunidad de ir hace poco, el día de la inauguración. El interesado en arte también está interesado en relaciones sociales y en esa semana en Londres los compradores estuvieron muy ocupados, había demasiada competencia de eventos públicos de arte. Mi amigo Michael Goedhuis inauguró el 26 de junio, a beneficio del Royal Hospital, una exposición llamada “Masterpieces” de China que costaba 100 libras el primer día y 25 los siguientes. No habrá otro evento que compita con eso, estoy casi segura. La publicidad y las alianzas que se crearon alrededor de “Masterpieces” fueron algo increíble. Lamentablemente, sin el apoyo del Estado y de los sponsors es un trabajo titánico, con resultados buenos, pero no fantásticos”.

 

Quiénes marcan hoy el rumbo en las ventas de arte, los coleccionistas o los inversores?

“Los coleccionistas son inversores, salvo los de los nuevos valores, jóvenes o recién salidos al ruedo”.

 

Las obras de los artistas pueden llegar a constituirse en opciones “seguras” de inversión?

“Si se trata de artistas serios, siempre”.

 

Qué responde usted cuando alguien le pide que le recomiende una inversión en arte?

“Lo que  pienso y sé, ya sea sobre un artista mío o no. Le organizo un plan según su presupuesto anual. Siempre asesoré a los compradores sobre artistas serios, que no dejarán su profesión y que tienen muchos premios ganados.

Hay una gran falta de conocimiento visual entre los compradores de obra de inversión, desde Seguí a Aizenberg, por decir algunos nombres.

El líneas generales, tengo vocación por enseñar a los clientes por qué hay que comprar esto o lo otro y, además, tengo mucha paciencia”.

 

Por qué cree que los fondos de inversión en arte no prosperaron en la Argentina?

“No lo sé, tal vez no fueron transparentes. O tuvieron crisis y no supieron ser pacientes. Los precios pueden  tener  bajas coyunturales, pero en general vuelven a su cauce. Lo que va a ser difícil es remontar los precios de lo que hay en demasía, de lo que abunda”.

 

En todos los años que lleva al frente de una galería, qué fue lo más importante que aprendió y cómo?

“Fue en 1976. Traje a todo el grupo que manejaba Leo Castellli: Andy  Warhol,  (Claes) Oldenburg, (James) Rosenquist, (Richard) Lindner, (Tom) Wesselmann, (Roy) Lischenstein, y Jim Dime. Las obras costaban 20 mil dólares, que era mucho dinero. Algo similar al seguro que había que pagar. Yo aconsejaba a coleccionistas y les vendía. Pero todo mi capital eran 20 mil dólares y me pregunté ¿y si me falta para comer o para vivir? Me acobardé y no compré, pero entonces aprendí que hay que jugarse, hay que comprar con pasión y punto. Jugársela. Aunque eso es algo que muy pocas veces se puede hacer”.

 

Dígame una gran verdad sobre el arte contemporáneo argentino.

“El arte contemporáneo argentino es de una gran calidad, poco vista en países vecinos. Los artistas son, en su mayoría, excelentes. Pero ahora todo depende de otras patas: curadores y buenas galerías que los apoyen y trabajen con fuerza y seriedad”.

 Y la mayor mentira?

“Que todo lo contemporáneo es bueno. Por más mercado que tenga, no todo lo que se vende es bueno. Pero ese tema es mundial”.

 

 

ARTISTAS PARTICIPANTES

Pájaro Gómez

Miriam Peralta

Martín Cáceres .

Pepe Cáceres .

Lorena Faccio

Mariano Prestach .

Carolina San Martín

Gloria Stafforini .

Enrique Tommaseo

Claudia Aranovich .

Carlos Castro

Marina Arias

Fabiana Barreda

Ana Clara Diquattro .

Jean Michel Folon .

Pepe Franco

Rosana Fuertes

Abdulio Giudici .

Milton Glaser

Alberto Gonzalez Vivo .

Eduardo Gualdoni .

Silvia Lucero

Daniel Ontiveros .

Jorge Pereira

Monica Van Asperen

Erik Van Der Grijn

Paula Cecchi

Pablo Noce

Milagros Rojas

Ruben Grau

Gabriel Messil

Gabriela Messil

 
ars omnibus auspician Buenos Aires Gobierno de la ciudad Ley de mecenazgo Itau Cultural Satelital Artebus