Primera experiencia expositiva de Albertina Carri, una de las figuras más emblemáticas del cine argentino de los últimos tiempos.
“¿Se puede vivir sin recordar?”; se pregunta la artista. Y ella misma se responde, “los ríos de la memoria no siempre son caudalosos, pero aunque corra una pequeña línea de agua por su lecho, ella es tan obstinada, que modificará la tierra por la que pasa, aunque tan solo sea por el paso del tiempo mismo. Quiero ser ese lecho, quiero ser esa tierra, quiero contarle al mundo sobre ese poder que tiene el hecho de estar acá y seguir recordando”.
Uno de los temas centrales de esta muestra, sostiene Jorge La Ferla en el prólogo del catálogo que acompaña la exposición, se concentra en los vestigios de información sobre el pasado. Los datos, documentos y registros que conforman la recuperación de la memoria a partir de archivos encontrados –publicaciones, correspondencia epistolar, guiones y fragmentos fílmicos– son el sustento de una política de archivos. La propuesta de Carri trasciende lo biográfico y se inscribe como un autorretrato que, a su vez, remite a la lectura de una historia personal, familiar y de un país.