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Lun a Vie 14 a 21 hs. Sáb Dom y fer 10 a 21 hs.

www.centroculturalrecoleta.org

Palimpsesto

Roberto Rey

Del 18 de Diciembre de 2009 al 24 de Enero de 2010  - Entrada: libre y gratuita

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Inaugura viernes 18 a las 19 hs.
Texto de Miguel Ángel Rodríguez / Palimpsesto [el cultivo de lo borrado] En la obra Ciclo de la primavera, del hindú Rabindranath Tagore, uno de los personajes afirma: … ¡no andaremos a tientas por el laberinto de nuestro pensamiento; fluiremos con las cosas, de la montaña al mar! Al leer estas palabras, deliciosamente traducidas por Zenobia Camprubí de Jiménez, me veo tentado a quitar una parte de lo expresado y releer no andaremos por el laberinto de nuestro pensamiento. Quisiera que el lector retuviera esta idea, pues alberga conceptos que permitirán circunvalar la obra de Roberto Rey. En esta nueva serie de pinturas expuesta en el Centro Cultual Recoleta se profundiza la idea del palimpsesto en cuanto manuscrito redactado encima de los restos de otras escrituras. En general, estos documentos evidencian grafías claras y concisas plasmadas sobre signos pretéritos, ilegibles a simple vista. A partir de la característica peculiar de texto visible, elaborado sobre texto relativamente invisible, los palimpsestos adquieren, en el plano ontológico de la metáfora, un enigmático y transparente significado: el que la cultura parece edificarse superponiéndose a los restos de sí misma, privilegiando los momentos del borrar y escribir por sobre los de proteger y conservar. No obstante, y como todo acto de borrar difícilmente sea absoluto, quedan rastros y señales de lo oculto: subyace aquello que podría identificarse como memoria. Semejante realidad conceptual, propietaria de un primer plano que levita por encima de dimensiones conscientemente vedadas, constituye una de las constantes preocupaciones estéticas de la presente muestra. De características laberínticas, la obra de Roberto Rey trasciende lo coetáneo para sumergirse en una idea de lo contemporáneo, emparentada a la intuida y expresada por el poeta y filósofo Santiago Kovadloff. Tal contemporaneidad, que en última instancia es la vivencia amplia del artista, implica vibrar en sintonía con las problemáticas absolutamente pulsantes del ser; implica traspasar las barreras de lo actual adquiriendo un vuelo poético atemporal, inextinguible en su verbo transitivo. Esa poética, de intimidad pictórica incuestionable, bordea los múltiples senderos del grabado, el dibujo y el arte conceptual. A través de tales experiencias lo sensible va materializándose en formas pregnantes que amalgaman las inscripciones -más vinculas al ritmo y a lo lírico- con figuras arquitectónicas que, conservando la dureza natural, están ablandadas en su apariencia. Los tonos blancos y marmóreos se acristalan en negros homogéneos e infinitos caracteres componen frágiles mantos lingüísticos: surgen entonces paisajes absolutamente distantes, donde lo autobiográfico apenas está insinuado. Interesa señalar que las imágenes exhibidas –a las cuales no les son ajenas el replanteo de nociones como la perspectiva- parecen tener una secreta relación con lo bidimensional, con lo que logra efectos de aplanamiento de la imagen y la vuelve intrigante. Tales cualidades incrementan el magnetismo de multiversos dotados de una gráfica que pondera el suspenso de lo rígido y verbaliza los tránsitos del tiempo. A lo largo de diversas conversaciones, Roberto Rey me comunicó sus inquietudes vinculadas a la pintura y la filosofía. Respecto de esta última observó las exploraciones efectuadas por los pensadores franceses de la segunda mitad del siglo XX. Con tranquilidad meridiana fue deshilvanando un complejo mundo, donde lo sensible, y la reflexión entorno a ello, cortejan circunstancias que le posibilitan a estas pinturas, tan emparentadas al dibujo, el grabado y la fotografía, la misión de desprendernos de aquello que occidente valora tanto: el yo y la razón, o, más específicamente, las experiencias asociadas al intelecto. Tras contemplar las obras y meditar en torno a sus imágenes, sobreviene el silencio. Es como si los laberintos del palimpsesto nos movieran a sortear el pensamiento. Una tras otra, las telas van exhalando sus cultivos borrados, adentrándonos en mundos donde la memoria y lo pictórico urden atmósferas introspectivas completamente etéreas. En ellas las ciudades y las personas fluyen, como lo hacen las cosas desde la montaña al mar; fluyen entre laberintos de palabras: entre palimpsestos.

ARTISTAS PARTICIPANTES

 
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