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Una rosa es una rosa

Una rosa es una rosa

Marcelo Alzetta

Del 29 de Septiembre al 19 de Noviembre de 2021 - Inaugura: 16 a 21hs  - Entrada: libre y gratuita

 
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Con cita previa de martes a viernes de 12 a 17 hs.
 
Para coordinar una visita nos pueden escribir por mensaje directo de Instagram o a [email protected]

TEXTO CURATORIAL

 
  • Jimena Ferreiro
Me gustaría renacer / viajando en el 126 por Avenida San Juan / remera blanca desgastada a punto babé / cuello estirado/ cadenita de plata con dije de fantasía / una piedra facetada azul, engarzada en oro /oro de fantasía.
Marcelo Alzetta (2017)1
 
Esta exposición tenía que suceder y acá estamos, celebrando la pintura de Marcelo Alzetta, haciendo de cuenta que la muerte no existe porque su obra es capaz de todo tipo de animismo.2 Estoy segura de ello, pero mi convicción importa menos porque lo verdaderamente relevante es contar la historia de un chico tan frágil como fuerte que logró amalgamar mediante el arte su dolencia, la música y la sanación y producir algunas de las pinturas más bellas y extraviadas que conozco. “La enfermedad te genera estados”, confesó alguna vez, “pasé una buena parte de mi infancia en salas de espera y eso me acercó al dibujo (…) el poder del arte [estaba] ahí mediando, haciendo brujerías”.3
 
Marcelo Alzetta pintaba haciendo magia y creaba a cada paso mundos soberanos gobernados por la fantasía. Imaginación y trascendencia: “Me gusta pensar en cosas ligadas al alma y lo espiritual que se ven reflejadas en lo que uno construye cuando usa la mano y la mente, el espíritu”.4 También quiso ser el mejor artista del mundo. Me encanta esa imagen, no solo porque revela la fantasía de un ranking planetario organizado a partir de datos objetivables (¡pienso en la metodología capaz de organizarlo y me estremezco!); sino porque confiesa una fe en el arte como un oficio notable y como una forma de vida. Ser el pintor más célebre equivaldría en gran medida a resolver materialmente las condiciones de existencia; una premisa que colisiona con otra certeza: en Argentina vivir del arte sigue siendo una utopía.
 
Ser un artista profesional tal vez sea menos importante que la convicción de pertenecer a un linaje de artistas pintores, que excluye otras operaciones del arte contemporáneo un poco más estereotipadas, pero que deja siempre adentro a la música. Si su historia personal “asignaba” colores a sus pinturas, como le gustaba decir, –colores como estados de ánimos, como canciones, sonidos o sueños—; al mismo tiempo lo hacía como parte de una tradición de pintores de bodegones díscolos, de artistas ingenuos y aficionados, de jóvenes contraculturales y también de una generación de artistas nucleados en los noventa en torno a la figura de Pablo Suárez. Porque si postulamos la “vinculación espectral” que permitió la sociedad artística entre Suárez y algunxs de estos jóvenes –principalmente con Marcelo Pombo y Miguel Harte—,5 podemos pensar en un puente temporal que ligue nuevamente a Alzetta con esa escena que conoció hacia finales de la década cuando decidió instalarse en Buenos Aires. La salida del closet de la pintura de los ochenta de Suarez, para descubrir los cuerpos plebeyos rosados que huelen a chicle, inicia una genealogía de personajes rotos y desclasados que encontró en la pintura de Alzetta uno de sus picos máximos. Entre el Pibe Bazooka y el Hombre chicle existe una hermandad histórica que afirma en cada caso su propia singularidad.6
 
La vocación por los géneros menores, los temas humildes y por la tradición moderna, devaluada expresa una sensibilidad minoritaria que representa una de las idiosincrasias más consolidadas del arte argentino. El mantel de hule, las flores de plástico, las naturalezas muertas fantasmagóricas, la abstracción “caniche” fernandalagunesca, entre otras formas que alumbra su última serie y que ahora toman estado público con esta exposición póstuma, pueden pensarse como cadáveres exquisitos: “un juego combinatorio de formas abstractas que componen figuras”,7   que se arreglan para salir y se fuman un cigarrillo mientras esperan.
 
Estoy segura que estas catorce pinturas producidas intensamente entre 2020 y principios de este año luego de haber acordado con Calvaresi su primera muestra individual en la galería, son el resultado de un trance y del presagio de su inminente trascendencia. Por
eso trabajó con apuro y con una lucidez sorprendente. La modestia habitual de los motivos que plagaron su pintura tempranamente –una vez que el comic underground le quedó corto y sus personajes ganaron escena—, parecen ejercicios preparatorios frente a la sofisticación de las obras del final. El mundo freak y tecno dio lugar a la belleza plácida y metafísica con escenas equilibradas y elegantes, como si hubiera programado una despedida apropiándose del tono mayor de la pintura y celebrando una amistad que los unió desde la infancia.
 
En una de las tantísimas y sentidas despedidas que poblaron el mundo digital y las redes sociales que más frecuentaba, Eric Olsen dijo que Alzetta había emprendido “un viaje a
toda velocidad a través de una noche profunda, sintética y sin final”.8 Una imagen inversa a su encierro pandémico que revivió los cuidados de siempre y la limitación física que redujo su potencia corporal. Aun así su pintura se volvió festiva, chillona y rebosante de vitalidad.
 
Al igual que Suárez que decía que ‘el hospital me da muchas ideas’, Marcelo Alzetta también tuvo, a pesar de las condiciones siempre adversas, un pico de producción vertiginosa y logró la salida de su disco Museo primitivo en abril de 2020 de la mano de Ulises Conti. ¿Acaso sea posible interpretar ese nombre como una clave para catalogar toda su obra? Meses antes de su muerte, apuntó que le gustaría que su museo está al costado del camino en algún punto entre Tandil y Buenos Aires. El Museo Alzetta, tenga la forma que tenga, será uno de los más lindos del mundo por su belleza bastarda, cursi y rebelde.
 
Las flores lloran su partida, como los payasos tristes de Enrique de Larrañaga, de quien se había vuelto un coleccionista aficionado. “Quien se acerque a husmear sus obras verá que todo es maquillaje, rubor y disfraz”, escribió Claudio Iglesias en la exposición de su gran regreso a la escena porteña en 2017.9 La pintura es una máscara que engaña tanto como dice la verdad, y la pintura de Alzetta es una mujer con el maquillaje un poco corrido que luce igualmente espléndida.
 
Me gusta pensar que uno de los posibles comienzos de la fetichizada década del noventa es la obra de Pablo Suárez Rosa de lejos (1987), una pintura de pincelada gestual ochentosa, en la que incrustó una figura modelada de espaldas que descansa sobre una semiesfera.10 El recorte hace que veamos en primer plano un culo y una rosa. El 16 de septiembre de 2020 Marcelo Alzetta posteó en su FB “Una rosa es una rosa” casi como un mantra. Tal vez estuviera escuchando la canción de Mecano –la banda española de los ochentas—, y diciendo al mismo tiempo lo obvio: que él es el heredero genuino de aquella historia. Fin.
 
En el aniversario de su cumpleaños, Buenos Aires, 19 de septiembre de 2021

Jimena Ferreiro / curadora
 
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1 Marcelo Alzetta, Paseo (2017), Iván Rosado, Rosario. Editores: Ana Wandzik y Maxi Masuelli. Texto de contratapa de Francisco Garamona.
2 Esta exposición es posible gracias al acompañamiento de la familia Alzetta quien respetó la invitación que me cursó en vida Marcelo Alzetta para curar este proyecto. Agradezco la confianza de su madre, hermana y del equipo de la galería Calvaresi.
3 Rodrigo Podestá, “Marcelo Alzetta y el poder curandero del arte”. En Revista Almagro. Disponible en línea: /www.almagrorevista.com.ar/marcelo-alzetta-poder-curandero-del-arte
4 Ibídem.
5 Jimena Ferreiro, “Pablo Suárez: una retrospectiva, esa forma de muerte” (2018). En Cippolini, R y Ferreiro, J (curadores), Narciso plebeyo, Malba, Buenos Aires.
6 Hago referencia a la obra de Pablo Suárez, El Pibe Bazooka, 1988, escultura (colección privada) y Marcelo Alzetta, El hombre chicle, 2016, pintura (colección privada).
7 Ana Porrúa (editora), Portfolio de Marcelo Alzetta. Disponible en línea: www.bazaramericano.com/galerias.php?galeria=alzetta&autor=Marcelo%20Alzetta
8 Eric Olsen, Eric, “Marcelo Alzetta: Vida y obra del visionario pintor y músico argentino” (2021), Indie hoy. Disponible en línea: www.indiehoy.com/arte/marcelo-alzetta- vida-y-obra-del-visionario-pintor-y-musico-argentino/
9 Claudio Iglesias, “No importa la época” (2021), Galería Walden, Buenos Aires. Disponible en línea: www.waldengallery.com/alzetta
10 La obra fue seleccionada por Marcelo Pacheco y adquirida para la colección Antorchas. En 2003 fue donada al Museo Castagnino de Rosario para la creación del Museo Macro como institución anexa. Disponible en línea: www.castagninomacro.org/page/obra/id/907/Su%C3%A1rez%2C-Pablo/Rosa-de-lejos
 

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Biografía
Por Jimena Ferreiro y Patricia Di Pietro
 
Marcelo Alzetta nació en Tandil, provincia de Buenos Aires, el 19 de septiembre de 1977. Tuvo una infancia enrarecida, signada por la fragilidad que le provocó haber nacido con situs inversus, una rara malformación genética. Los cuidados familiares lo envolvieron en una burbuja de la que necesitaba escapar; el dibujo y la música –sus dos grandes pasiones— fueron la fuga.
 
Desde el jardín de infantes empezó a dibujar con la consciencia de quien quiere ser un artista. Aquel niño frágil, que pintaba tetas y tanques de guerra, pudo crear un universo propio en el que atravesar sus días, donde la enfermedad estaba presente pero no le impedía proyectarse más allá de ella. “Me fui a la pintura de cabeza, desde chiquito les decía ¡yo quiero ser artista! ¡pintor!, me imaginaba tener veinte años y ser el mejor pintor del mundo”. 1
 
Siendo pequeño también descubrió la música. “Me gustaba mucho el rock desde muy chiquito, nada de canciones infantiles”. 2   En ese sentido, fue fundamental la relación que mantuvo en la adolescencia con Omar Gioiosa, un novio de su hermana Marisa al que Alzetta reconocía como una persona muy importante en su vida. Omar era un melómano que visitaba su casa con fre- cuencia cargado de discos, le mostraba bandas que no conocía y le transmitió el fanatismo por la música industrial.
 
Cursó el secundario en el Centro Polivalente de Arte de Tandil. Gracias a la gestión de su madre, hacia 1992 conoció al historietista uruguayo Alberto Breccia, que fue uno de sus grandes re- ferentes. Tenía 15 años cuando empezó a viajar cada quince días hasta Haedo para asistir a sus clases. Breccia lo introdujo en el universo de la historieta y en su taller conoció al grupo con el
que iba a crear el colectivo El Tripero y fundar la revista que llevó el mismo nombre. 3
 
Fue una parte importante de mi vida donde cultivaba mi máscara dark, relacionada con mi a- dolescencia y la música, yo era dark y qué mejor que ir a estudiar con Breccia y hacer histo- rietas dark que hablaban de la muerte, de crucifijos, todo blanco, negro y rojo, expresaba un
momento mío.  4
 
En 1993, tras la muerte de Breccia, los alumnos que llevaban más tiempo formándose allí como los nuevos decidieron sostener el encuentro semanal “como en una especie de ritual”, dice Christian Montenegro, uno de los históricos del taller. 5   Con el tiempo llegó la idea de generar una revista donde mostrar sus trabajos. Promediaban los 90, había cerrado la mítica Revista Fierro y casi no quedaban publicaciones para ese nicho de historietas de autor.  El nombre de
la revista fue un homenaje al oficio que Breccia había tenido de joven y también una manera de honrar la idea que les transmitía siempre: “para laburar hay que poner las tripas en el tablero”. 6
 
El Tripero fue ese tributo, pero también mucho más. Entre 1994 y 2002 publicaron ocho números; y veintiún años después de la aparición del primero, en 2015, editaron El Tripero 20, además de realizar una exposición con los trabajos allí publicados.
 
El vínculo con sus compañeros de El Tripero fue la excusa que necesitaba para viajar cada vez más seguido a la capital, hasta que en 1997 decidió mudarse a Buenos Aires. Para sostener económicamente su vida independiente realizó todo tipo de trabajos: fue cartero, cocinero en una casa de empanadas, telemarketer y hasta peluquero. 7   Una vez en la ciudad, dice Tania García Puente, “tejió una red de afectos, intereses y sensibilidades que lo llevaron a entablar vínculos amistosos con artistas como Pablo Suárez y Fernanda Laguna, así como a exhibir en el Belleza y Felicidad, y más tardíamente en el Centro Cultural Rojas durante la gestión de Alfredo Londaibere”. 8
 
A Pablo Suárez también lo conoció por la gestión de su madre que consiguió el número en la guía telefónica y se comunicó con él. El primer encuentro se produjo en El Bárbaro, 9    y en aquella conversación inicial Suárez le dijo que tenía que conocer a Marcelo Pombo y Miguel Harte. A finales de la década del 90, comenzó a integrarse a la escena artística y a mostrar sus trabajos de manera regular. En septiembre de 1999, expuso por primera vez en Belleza y Felicidad en la muestra Sentimientos que reunió la obra de Jorge Gumier Maier, Fernanda Laguna, Sergio De Loof, Marcelo Pombo, Fabiana Imola y Feliciano Centurión.
 
En 2001, formó parte de una colec- tiva en el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas, junto a María Fernanda Aldana, Marta Cali, Luis “Búlgaro” Freisztav y Andrés Sobrino. Un año después volvió a exponer junto a Ezequiel García, y Mariano Grassi.
En 2003, participó de Subjetiva 1999-2002. Belleza y Felicidad en retrospectiva, la exposición curada por Emiliano Miliyo que reunió a muchos de los artistas que habían pasado por la galería a lo largo de los años.  Al año siguiente participó en Malba de Contemporáneo 11, La Re-colección, exposición de la colección de arte argentino reunida por los artistas y montajistas del museo, Fer- nando Brizuela, Mariano Dal Verme y Beto De Volder. También en 2004, participó del Currículum
0, en la Galería Ruth Benzacar.
 
En abril de 2006, participó de la segunda edición de Colecciones de artistas en PROA, exposición curada por Patricia Rizzo y Sergio Avello que agrupó obras de las colecciones de León Ferrari, María Juana Heras Velasco, Marta Minujín, Dalila Puzzovio, Clorindo Testa, Facundo De Zuviría, Alberto Goldenstein, Roberto Jacoby y Marcelo Pombo. Ese mismo año, en Galería Appetite, pre- sentó junto a Julián D Angiolillo, Ezequiel García, Mariano Grassi y Frank Vega una exposición que llevó por título Bonanza!
 
Al año siguiente, agobiado por los problemas de salud que se iban agravando, regresó a Tandil para vivir cerca de su familia.
 
Me vine de Buenos Aires en el 2007, había dejado el arte porque me había enfermado, esta- ba muy deprimido, cuando me recuperé un poco y estaba en lista de espera para el primer trasplante de pulmón pintaba en casa, y ahí descubrí que pintaba por placer, no lo hacía ni para que lo vean ni para una muestra, que es una zanahoria para producir. 10
 
A pesar de la distancia, su vínculo con la escena de Buenos Aires siguió siendo activo. En no- viembre de 2008 tuvo su primera exhibición individual, Windows 77: Fantasía, en LDF una galería alternativa que funcionaba en un departamento del barrio de San Telmo gestionada por Juana Neumann, Hernán Cirianni, Claudio Maroni y Claudio Do Campo. Dos años después, en ese mis- mo espacio, presentó Reanimator, su segunda individual.
 
En 2009, a los 32 años, tuvo un trasplante de pulmón en la Fundación Favaloro. En Tu Rito, el espacio de poesía y performance ideado por Fernanda Laguna, expuso Summum + Summum = Summum en 2011. Entre fines del mismo año y principios del 2012, presentó junto a Daniela Kantor El valle de las ánimas, en MUMBAT Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil.
 
Al año siguiente formó parte de Algunos artistas 90 / hoy, en PROA. La exposición reunió obras de las colecciones de Gustavo Bruzzone, Esteban Tedesco y Alejandro Ikonicoff, con selección de obras a cargo de Rafael Cipollini, Ana Gallardo y el dúo Cecilia Szalkowicz y Gastón Pérsico, respectivamente.
 
Entre 2011 y 2021 trabajó en la Secretaría de extensión universitaria de la Universidad de Tandil. Con motivo de la apertura de la librería Punc en 2015, entre las atiborradas estanterías del pe- queño local especializado en libros ilustrados e historietas, presentó pinturas de la serie Indios y Sierras.
 
Al año siguiente volvió a exponer en dos espacios gestionados por Fernanda Laguna: Pinturas, en Belleza y Felicidad Fiorito y Vitrinas, en Agatha Costure, un local ubicado en una esquina del barrio de Villa Crespo. Entre abril y mayo de 2016 participó de Bosquejar esbozar proyectar (Tomo II), curada por Santiago Bengolea y Javier Aparicio en Galería Quimera. En 2017 expuso en Club Editorial Río Paraná, en la ciudad de Rosario. Ese mismo año se presentó en Walden Gallery con otra exposición individual: Alzetta, con texto de Claudio Iglesias.
 
Como parte de la Serie Maravillosa Energía Universal, la editorial Ivan Rosado de Ana Wandzik y
 
Maxi Masuelli publicó Paseo. Para la solapa del libro, escribió Francisco Garamona:
 
La pintura de Marcelo Alzetta es prodigiosa y logra encender cualquier espacio con su pale- ta hipnótica y desenfrenada. Desde Tandil nos sostiene con sus maravillas: el mundo entero cabe en su obra, ese mundo que renace y que comienza desde que su pincel así lo dictamina. Porque la pintura es eso, encontrar en el vacío un espacio y ahí la posibilidad de un signo que encarne su porvenir. 11
 
El volumen fue producido en apenas una semana de intenso trabajo y contiene una serie de dibu- jos en lápiz y tinta sobre papel realizados entre 2015 y 2017. En las páginas centrales, reproduci- das en papel brillante y a color, algunas de sus pinturas más emblemáticas.
Con curaduría de Fernando Davis, en junio de 2018, se presentó en el Centro de Arte UNLP
 
¡Queer! Disolvencias opacas, poéticas torcidas y otras fantasías insurgentes. Alzetta participó de la exposición junto a Julien Antoine, Tobías Dirty, Julia Inés / Femimutancia, Marta de la gente, Franco Mehlhose, Ad Minoliti y Mariela Scafati. En octubre se inauguró La sonrisa del alma sin dientes, exposición colectiva de la que formó parte, curada por Santiago O. Rey, Daniela de Sarasqueta y Cotelito, en Alimentación general. También participó ese año de la apertura de El castillo -abreviatura de “El castillo donde dijimos que íbamos a vivir”- en la ciudad de Rosario, un espacio dedicado al arte contemporáneo gestionado por Diego de Aduriz, en colaboración con Matías Salto y Julieta López.
 
En 2019 fue parte de El club de los artistas ingenuos y otros socios, curada por Gustavo Piñero y Paola Vega en el Museo Genaro Pérez de Córdoba. En agosto del mismo año participó de Brazos de pulpo como artista del Ministerio de Arte de Tandil, un espacio gestionado por María Menegaz- zo y Paula Jaureguiberry.  La exposición curada por Eva Grinstein y Guillermina Mongan, se llevó a cabo en el Museo Mar de la ciudad de Mar del Plata.
 
Como presagio del final, en los últimos años se concretaron tres proyectos muy importantes que hoy son parte fundamental de su legado. En 2019, Francisco Garamona dirigió el documental Marcelo Alzetta: una baldosa renacentista, que recoge el testimonio del artista desde su departa- mento de Tandil. 12   Sobre aquel diálogo dice Melisa Aller:
 
Habla tranquilamente conectado a su máquina de oxígeno medicinal líquido. Narra sobre sus sueños recurrentes y de los cables que aún emanan dóciles de sus obras. Garamona le ayuda a colocar un lienzo en el atril mientras Marcelo explica que el fondo que está pintando, ese aman- tazgo de grises y rosas que solo él podía pintar, necesitan una determinada imagen que está en su mente: a su infancia, a toda su historia le designa fondos, colores. 13
 
Un año después, también de la mano de Garamona -curador junto a Galel Maidana-, se llevó a cabo su última exposición individual en vida, Luz de rancho, en Galería Ambición. Con un texto de Fabio Kacero, la muestra inaugurada los primeros días de marzo de 2020 llegó a estar abierta los pocos días que demoró en establecerse el confinamiento por la situación sanitaria del Covid-19.
 
Un mes después, el 15 de abril, salió su primer disco: Museo primitivo, editado por Metamúsi- ca, el sello de Ulises Conti. El álbum está conformado por ocho tracks compuestos, grabados e interpretados por Alzetta. “Repeticiones hipnóticas a la manera de una cinta sinfín. La disrupción cósmica generada por vibraciones sintetizadas: ese espacio retrofuturista es la casa que habita Alzetta. Una casa repleta, abarrotada de colores sónicos. Él nos abre una ventana y nos deja espiar su mundo onírico y acuoso: arenas cantoras en una playa” dice Roberto Papateodosio. 14
 
Como no podía ser de otra manera, el arte de tapa es una de sus pinturas, Flores ojos, de 2017. Sobre este trabajo escribió Eric Olsen: Museo primitivo, es una pieza esencial para completar el rompecabezas de Marcelo Alzetta.
Quienes se adentren en su música sin antes haber conocido su obra plástica, se van a encon- trar con un universo que comparte similitudes pero también funciona por sí solo. Están los colores brillantes de neón y los espacios desérticos que se difuminan con el cielo, pero hay una imperante sensación de movimiento que contrasta con las escenas estáticas de sus pinturas. 15
 
A modo de homenaje, en el Taller de escritura que coordinan I Acevedo y Carlos Huffmann, para el Programa de artistas 2020 de la Universidad Torcuato Di Tella, el grupo realizó el fanzine Poemas-homenaje a Marcelo Alzetta. 17   Participaron: Ariana Beilis, Ariel Baigorri Theyler, Car-
los Huffmann, Catalina Oz, Catalina Perez Andrade Florencia Sadir, I Acevedo, Julián Brangold, Karen Bendek, Manola Aramburu, Rodrigo Barcos, Tamara Goldenberg, Triana Leborans, Eugenia González-Mussano y Gaspar Núñez.
 
Las redes sociales fueron la vía que mantenía a Marcelo en contacto con el afuera durante los años que pasó en su departamento. Como si aún fuera posible hacerle llegar los últimos mensajes, muchos de sus amigos escribieron sus palabras de despedida allí.
 
Los últimos años fueron críticos, vivía conectado a un tubo de oxígeno y su salud fue dete- riorándose cada vez más. A los 43 años, murió el 2 de mayo de 2021 a la espera de un segundo
trasplante que nunca llegó. Mariano Buscaglia escribió en Revista Fierro:
 
Ayer partió hacia su universo recargado de luces de neón, horizontes desiertos y flores extrañas el artista tandilense, Marcelo Alzetta. Desde siempre su salud estuvo signada por una enferme- dad que más que anularlo, lo propulsó a convertirse en lo que fue y en lo que ahora, más que nunca, será: un artista inigualable (…) Los lienzos de Marcelo están llenos de pequineses, de payasos, de horizontes amanecidos o de atardeceres horizontales, de corazones sangrantes y azucarados, de gusanos, de tigres, de brillantina y de arco iris. Todo eso, que es tan lindo, atravesado por una sonrisa sarcástica y crítica del que ama y, a la vez, del que lo destruye todo para crear algo nuevo.
 
Marcelo se nos fue demasiado rápido, nos dejó con ganas de tanto y con un vacío enorme a los muchos que lo conocimos.
Queda su recuerdo, enorme, y queda su obra, gigantesca y eterna, como él mismo. 16
 
__________________________________________________________
 
 
1  Testimonio del artista en Una baldosa renacentista, documental dirigido por Francisco Garamona. Ver en: https://
www.youtube.com/watch?v=a2MT4nCQVz0
2 Ibídem
3 Los integrantes originales de El Tripero fueron: Christian Montenegro, Diego Molina, Tomás Argüello, Lautaro Fiszman, Ezequiel García, Valeria Caputo, Ana Bolena, Mariano Grynberg, Gonzalo García, María Delia Lozupone, Ricardo Córdo- ba, Frank Vega, Danilo Guida, Mariano Buscaglia, Daniela Kantor, Sandra Lavandeira, Silvia Grau y Marcelo Alzetta.
4 Rodrigo Podestá, “Marcelo Alzetta y el poder curandero del arte”. En Revista Almagro. Disponible en línea: /www. almagrorevista.com.ar/marcelo-alzetta-poder-curandero-del-arte
5 En entrevista con la autora, 15 de septiembre de 2021.
6 Demian Urdin, “Breccia fragmentado, segunda parte: el maestro”, (2021). En Revista Blast. Disponible en línea:
https://revistablast.com/especiales/breccia-fragmentado-segunda-parte-maestro/
7 En Claudio Iglesias, “No importa la época”, (2021), publicado en: http://www.waldengallery.com/alzetta
8 Puente García, Tania. En: https://simbiologia.cck.gob.ar/hashtags/simbiontes/
9 “El Bárbaro” es un bar notable de la ciudad de Buenos Aires, fundado en 1969 por Luis Felipe Noé.
10 Rodrigo Podestá, “Marcelo Alzetta y el poder curandero del arte”. En Revista Almagro. Disponible en línea: /www. almagrorevista.com.ar/marcelo-alzetta-poder-curandero-del-arte
11  En Eric Olsen, “Marcelo Alzetta: vida y obra del visionario pintor y músico argentino”, (2021). En Indie hoy. Disponi- ble en www. indiehoy.com/arte/marcelo-alzetta-vida-y-obra-del-visionario-pintor-y-musico-argentino
12 Con dirección de Francisco Garamona, edición y cámara de Galel Maidana y sonido de Ulises Conti.
Ver en: https://www.youtube.com/watch?v=a2MT4nCQVz0
13 En “Marcelo Alzetta: Vida y obra del visionario pintor y músico argentino”, (2021), publicado en https://indiehoy. com/arte/marcelo-alzetta-vida-y-obra-del-visionario-pintor-y-musico-argentino/
14 En “Museo Primitivo”, (2020), publicado en: https://www.revistaotraparte.com/musica/museo-primitivo/
15 En “Marcelo Alzetta: Vida y obra del visionario pintor y músico argentino”, ob.cit.
16 En “Marcelo Alzetta, el pincel de neón”, (2021), publicado en: https://www.revistafierro.com.ar/revistafierro/articu- lo/marcelo-alzetta-el-pincel-de-neon
17 Ver en: https://www.utdt.edu/ver_contenido.php?id_contenido=21485&id_item_menu=34943
 
 
 
 

 

 

ARTISTAS PARTICIPANTES

 
ars omnibus auspician Buenos Aires Gobierno de la ciudad Ley de mecenazgo Itau Cultural Satelital Artebus