Venezuela 458
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Dom a Vie de 14 a 20 hs. Sáb de 10 a 14 hs.
Del 02 de Septiembre al 30 de Septiembre de 2011 - Inaugura: 19hs - Entrada: libre y gratuita
En algún momento (no sé fecharlo con exactitud) algo llamativo comenzó a suceder entre nosotros: una cartera, un auto, cigarrillos, todo tipo de objetos y situaciones y hasta las obras plásticas, fueron factibles (y siguen siéndolo) de ser calificados de manera constante y sin culpa como algo “divertido”.
En algún momento los rituales dedicados a conmemorar los sucesos que merecían ser recordados pasaron a ser el centro, dejando en el olvido el sentido del ritual.
Pronto una enorme, pesada y multicolor nube de confeti descendió sobre todos. El carnaval carioca se hizo ley y sin saberlo nos convertimos en un triste circo con muchos más payasos que lanzadores de cuchillos.
Y en esta enorme arena donde pululan domadores rancios que se esconden de la AFIP, pobres bestias acostumbradas a las galletitas que les arrojan los niños y equilibristas a ras del piso, en esta arena donde algunos pocos rebeldes batallan con escasa suerte, en esta arena en la que a veces somos espectadores y a veces somos protagonistas, en esta arena existen ciertos indignados que con sus redondas narices rojas, y mientras el gran público disfruta de sus ocurrencias y gracias, aprovechan a lanzar andanadas de cuchillos bien afilados.
Se sabe que no hay peor astilla que la del mismo palo. Es así que Alejandro Contreras hace su trabajo, con pitos y matracas. En sus obras nos muestra su simpático coro de personajes: afables, divertidos, risueños. Alienados, obedientes, sacados, contemporáneos, urbanos, vertiginosos. Toda la tensión en la obra está puesta en ellos, de ahí la construcción de sus fondos que funcionan como telón para los personajes, como mero encuadre. Alejandro nos induce a mirarlos de lleno, a enfrentarlos y tal vez reconocernos.
En su nueva serie de obras “Con-partidos” el artista presenta a sus protagonistas partidos al medio, fijando posición de manera elocuente. De sus cuerpos abiertos como un cofre emergen todo tipo de objetos superfluos y hasta el amor es mostrado en su forma más banal.
En sus pinturas hay quienes ven un chiste que se agota en si mismo y quienes entrecierran los ojos y ven la primera viñeta de una historia mucho más extensa y profunda.
Hernán Raggi.