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Mi hijo lo hace mejor

Mi hijo lo hace mejor

Mónica Herrera

Del 03 de Noviembre al 27 de Noviembre de 2011 

 
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Políticamente activos  somos siempre, pero cuando se nos quita un segmento, cuando el dolor nos hace conscientes de la falta, somos  también políticamente responsables de buscar una reparación: no un consuelo ni un acostumbramiento; más bien una grieta por donde sutilmente aparezca el habla, el modo particular de habitar nuestro espacio.

Como si intentáramos asomarnos al mapa de la memoria, como si éste fuera una posible representación de puntos de encuentros y disrupciones, de entregas a  un espacio-tiempo que se deshilacha y se vuelve a tejer.


Decir desde adentro. Físicamente encerrada, la artista hace resonar memorias, actualizando presencias. El cuerpo- del espectador- percibe de otro modo, es intensamente innegable: ella está ahí, los nombra, uno a uno son latidos , pulsiones que amplifican sentidos.

 

¿Se le puede preguntar a la belleza y al dolor si son reales?, simplemente están ahí atravesándonos, constituyéndonos, permitiéndonos “hacer”.


Lo que se escribe no se olvida dijo años  atrás una profesora en mi escuela secundaria, Mónica Herrera escribe con agua, documenta con luz, denuncia con sonidos, provoca  que la fragilidad desvanezca el material y amplifique el sentido.

 

Hay algo que potencia la imagen y es su fugaz permanencia, la imposibilidad de atrapar, de asir concretamente, porque el tiempo no tiene forma, porque la memoria es transcripción constante , permanente reescritura , un reencuentro que no tiene fin.

 

Codificar lenguajes es casi jugar a personificar traducciones, codificar sentidos es más pretencioso aún, pero atreverse a decir, hacerse cargo de  “un saber” es transitar apretado en un camino mucho más angosto; frente al espejo y sabiendo que está ahí, hay dos opciones: abrimos los ojos  o nos encandilamos para no ver.

TEXTO DEL ARTISTA

 

Confieso públicamente: amo lo que hago. Cada vez me convenzo más de que no sé pensar si no es desde el arte. Que no sé sentir sino es desde el arte. Puedo decir que me atraviesa visceralmente.

 

Desde este enamoramiento, “Mi hijo lo hace mejor” asume su falta de oficio (al menos en términos modernos) y se desplaza de las manos a la cabeza (que es desde donde siento mejor).
La misma reflexión que puede ser repulsiva para algunos, es más cercana para otros, pues en ese punto, estamos todos democráticamente habilitados para poder hacerlo.

 

No negaré su rol controvertido sobre todo proviniendo de una provincia de una fuerte formación académica que necesita ver “destrezas propias de museo” y que frases como las que dan nombre a esta muestra resultan del desencanto, del shock perceptivo que no sabe qué mirar, o de interrogarse si lo que está viendo es lo que efectivamente debería estar mirando.
En mi teoría “Lo antivisual en artes visuales” sostengo, entre otras cosas, que pese a la privación de la mirada, la imagen como tal, nos es inherente. Cierre sus ojos y sus otros sentidos le devolverán, o mejor dicho, construirán en usted, aquella imagen que sólo usted es capaz de generar: la suya.
“Mi hijo lo hace mejor” es un recorrido por las percepciones (sonoro-visuales le diré a usted para tranquilizarlo un poco) aunque para mí, todas terminarán siendo imágenes visuales justamente por lo que vengo de decir.

 

Como detalle técnico (y para hacerlo partícipe del backstage de esta muestra) las obras han sido montadas con una línea por debajo de la media tradicional, para estar a la altura de los “niños” que me desafiarán en mis “habilidades”.
Por los temas que abordaré en cada una de las obras, no necesitará mucho tiempo para darse cuenta de que no se trata de una muestra “infantil”.

 

En mi recorrido artístico he abordado por años la desaparición de personas en mi provincia, un ejercicio premonitorio a mi futuro antivisual (voy perdiendo progresivamente mi vista quizá por eso estoy tratando de construir mi propio universo), y el impacto que generó en mí pasar por Chile a comienzos de año y seguir pateando escombros pese al tiempo que ya había transcurrido tamaña catástrofe. Viajé con intenciones de comparar escenas contemporáneas, y LA realidad, de público conocimiento, decidió finalmente el nuevo curso de mi recorrido.

 

¿Qué espero de esta muestra? Acercarme a usted tanto como sea posible, compartirle mis (mejores) herramientas, las mismas que me proporcionó el arte contemporáneo, y pese a la complejidad de ciertos abordajes, hacerle saber que dejaré algunos canales abiertos para continuar en contacto con usted todo lo que considere que le haga falta, incluso más allá de finalizada esta muestra.

 

Creo profundamente en una estética vinculante (lo digo así para no cerrarla en ningún autor específico que aborde este tema).
Todo quedará al alcance de su mano. ¡Pregunte! ¡Haga! Y (aunque yo no me lo crea) ¡vea!

 

Estamos en contacto.

 

Mónica Herrera

 

ARTISTAS PARTICIPANTES

 
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